La siembra

He sembrado amor en ese corazón
y adornado con flores las pequeñas muertes,
abierto mis antiguas heridas para limpiar el agua
con bálsamo de cantos.

He visto mis penumbras en tu mirar y me han sanado
tus portales más obscuros.
Abismo luminoso
curando
las raíces de mi árbol

Mi cielo querido,
maguey de rostro ausente
te bendigo años luz,

Até mais

"Sin saberlo, la flor
llama a la mariposa,
Sin saberlo,
la mariposa viene a ver la flor.
Cuando la flor se abre,
la mariposa viene
Cuando la mariposa viene,
la flor se abre.
Yo no conozco al otro
El otro no me conoce.
Pero sin conocernos
Seguimos el orden cósmico."

Volta

Cruzo la ilusión de la Muerte Aprendida
y te reconozco por la mirada, aun te recuerdo.
Miro tus manos y no son las mismas,
pero si el sonido de tu voz, y tus palabras. 
Hace siglos que te conozco, 
te has ido tantas veces primero, otras fui yo
quien partió, pero se que en esta danza
nuevamente te vuelvo a encontrar.
Nuestras vidas se repiten,
cielos estrellados que miramos junto al fuego.
El mar rompiendo contra las rocas, el graznido de un ave,
la tormenta que se acerca, y te vuelvo a encontrar,
se que te volveré a perder, y que nos volveremos a encontrar.

Mujer árbol

Tiempoluz

Existimos
el amor
Tierra portal de luz
lluvia canto de pájaros
Silencio de inmensidad
sabios astros que rondan
Cuerdas que
mueven el curso del tiempo.

A la mañanita y al atardecer

¡qué lindo es querer!

Dentro de mí hay sólo un vacío, un desierto, un mar nocturno.

Y en cuanto siento que hay un mar nocturno dentro de mí,

sube de sus lejanías, nace de su silencio,

otra vez, otra vez el vasto grito antiquísimo.

De repente, como un relámpago de sonido, que no hace ruido sino

ternura.

(Pessoa)

Shua

(Foto: Mrs.Rice)

Alquimia

Filamentos de luz
que nos envuelven, cuidan
tejen y embonan
Haciendo vibrar el corazón del universo.

Agua cielo, agua vuelo

Noir

Por una isla de arena negra
las manos tantean el horizonte
amasando el recuerdo
como una cuerda a la nada.
Me sabe tu boca a sal
arena pulida por el mar,
tan suaves caracolas arrullan la noche
y sin saber que la rima me acompaña
declaro este verso marea lunar.

Bendigo la luz

la oscuridad

el frenesí

las estaciones donde las hojas caen

Bendigo el canto

el vaivén

la impermanencia

las bocas 

Bendigo el azul del cielo

el del mar

el de tus ojitos claros

Bendigo el camino

tu pecho

en el mío

la sombra que se alumbra.

Ocaso en flor

En el ocaso de la colecta de frutos
todos cantan, danzan
La luna se asoma sigilosa entre las nubes
y la tierra en su alumbramiento,
inhala y exhala
Su vientre nos mira y nos siembra
lo que algún día
serán flores.
Nos guían nuestros ancestros
y con sus ojos trigueños
colorean
los maizales
de allá venimos y para allá vamos
Fui tierra, soy tierra y lo seré
No hay nada en mí que no seas tú
La vida dentro,
los universos profundos
Agua clara que limpia el entendimiento
que alumbra con claridad
Yo soy lo que siembro
y soy tú y tu cosecha
no hubimos
ni existimos solos
nos teje el amor, nos tejen
las semillas germinando en flor.

Los días que me visto de ausencia
me habita la luna.

Está siempre y puntual llega
Despierta en la línea infinita
que divide sútil
la luz de su ausencia.
Teje andares y cobija la vida
no más, no menos.

La puerta que se desvanece es la llave a otros mundos,
el sol gira e ilumina aquéllo que siempre ha estado ahí.

Presente, aquí presente.

De ti me voy a ausentar,

por mí no vivas llorando.

Y si a otra llegas a amar,

vive siempre recordando

que con las olas del mar

mi amor te estará cantando.