sábado, 23 de mayo de 2015

Las pérdidas.

Después de cientas
grandes y pequeñas pérdidas,
comprendo que todo se va 
para dar espacio al agua limpia.

Las pérdidas nos hacen encontrar
lo que no sabíamos que existía dentro 
de nosotros.
Digamos que una pérdida o una puerta
que se cierra,
nos lleva a atravesar los laberintos
que nos abren a nuevos mundos.

Y es que
haciendo un recuento
de las veces que me he perdido,
que he creído perder, o que,
alguien me ha perdido de vista,
es cuando he hallado los 
más grandes tesoros.

Por eso,
a mis pequeñas y 
grandes muertes

gracias.

jueves, 21 de mayo de 2015



Para cruzarlo o para no cruzarlo, 
ahí está el puente.

  (Foto: Jimena Sánchez)

miércoles, 20 de mayo de 2015

La vereda y el río


Lo llevaba todos los días al río
Ahí descubrió las piedras, el murmullo del agua y la cal,
sus pies mojados y la sensación del río corriendo bajo su mirar.

La veredita que llevaba a casa era de tierra; en época de lluvias
uno siempre llegaba con los pies húmedos.
La recorrimos una y otra vez;
en días soleados, en días de lluvia; cuando se dedicaba
a imitar el canto de las ranas y a guardarlas
en un botecito para después construirles casas
con las hojas que recolectaba en el camino.
También en los días nublados; donde a veces lloró y
otras perdió la noción del tiempo inventando
historias de piratas y tesoros.

El río lo miraba ir y venir
crecer y olvidar
El río le daba, siempre le habló;
de los caminos por recorrer
de las historias por contar
de los murmullos por callar.

El río lo hizo río
y todavía le espera
al final de la montaña.




Lo que pido es que sepa yo, antes de irme, por
qué me llamó la tierra a sus brazos; por qué me
habló de estrellas el silencio de su noche, y la luz
de su día besó mis pensamientos y me los puso en flor.

lunes, 18 de mayo de 2015

Lo dado dador


Salgo, vengo
Canto en la rueda que
gira con aires de tiempo
y me habla de sabios cuentos.
No hube
no existí como existo hoy
mis pies que andando me llevan
poco guardan la imagen del agua.
Dentro me lloran las manos,
llevan en gota los llanos
con mareas nocturnas y apacibles.
Mucho te he cantado mi canto
y poco he visto
que ni es mío ni es tuyo
sino ondas girando
Tenías la voz bien abierta
tenía yo el canto guardado,
pero como regalo me has dado
el sonido maduro
de un pájaro alado.


jueves, 14 de mayo de 2015


No vuelva la vista atrás
que el rumbo sabe sanar
y el agua pronto caerá
como hilitos de soledad.