miércoles, 20 de mayo de 2015

La vereda y el río


Lo llevaba todos los días al río
Ahí descubrió las piedras, el murmullo del agua y la cal,
sus pies mojados y la sensación del río corriendo bajo su mirar.

La veredita que llevaba a casa era de tierra; en época de lluvias
uno siempre llegaba con los pies húmedos.
La recorrimos una y otra vez;
en días soleados, en días de lluvia; cuando se dedicaba
a imitar el canto de las ranas y a guardarlas
en un botecito para después construirles casas
con las hojas que recolectaba en el camino.
También en los días nublados; donde a veces lloró y
otras perdió la noción del tiempo inventando
historias de piratas y tesoros.

El río lo miraba ir y venir
crecer y olvidar
El río le daba, siempre le habló;
de los caminos por recorrer
de las historias por contar
de los murmullos por callar.

El río lo hizo río
y todavía le espera
al final de la montaña.



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